• Blog

    La semana pasada España se convirtió en el país europeo con más casos confirmados de covid-19. Es la primera vez que sucede porque hasta ahora Italia o el Reino Unido habían ido por delante. En solo siete días el número de nuevos infectados fue de más de 20.000, según el Ministerio de Sanidad, mientras que apenas hubo 2.000 italianos y algo menos de 6.000 británicos. La escalada de casos en plena temporada turística ha convertido España en el principal foco europeo de la pandemia. Ha sido por torpeza propia porque los casos importados son pocos.

    Philippe Frémeaux, editorialista de la revista francesa Alternatives Économiques, ex presidente de la cooperativa que fundó esa publicación y colaborador permanente de Alternativas Económicas nos ha dejado. Tras una larga enfermedad que combatió siempre con buen humor no ha cesado de escribir hasta el último momento.

    En los interiores mal ventilados, la idea de que la distancia de dos metros no es suficiente para evitar el contagio del coronavirus hace meses que va tomando forma. La Organización Mundial de la Salud (OMS), tan reacia a los cambios, admitió el pasado día 9 que los aerosoles suspendidos en el aire eran una vía de transmisión de la enfermedad que "no puede descartarse". Y un estudio efectuado en Alemania ha descrito posteriormente cómo un portador contagió a personas situadas a una distancia de hasta ocho metros en una planta de procesamiento de carne.

    Raúl trabaja en París desde hace medio año y el cierre de las fronteras al principio de la pandemia le alcanzó en esta nueva vida en el extranjero. "Al principio tenía que estar en París sólo durante los días de labor y volver a Oviedo los fines de semana, pero la covid cambió todos mis planes". Tiene una hija de 10 años que no ve desde entonces y ahora las noticias cada día más alarmantes le empiezan a preocupar. "El gobierno francés está pensando cerrar las fronteras con España. ¿Lo sabías? Estoy pensando en no viajar avión. Ya he pedido a mis jefes si puedo coger el coche de la empresa para ir a España. Tiene matricula francesa, creo que me crearía menos problema."

    El 29 de mayo pasado, Joan Guix anunció que dejaba su cargo de secretario de Salut Pública de Catalunya “por motivos de salud”. Este fin de semana ha sido nombrado su sustituto, Josep Maria Argimon, que suma la nueva responsabilidad a su cargo de director gerente del Institut Català de la Salut, la empresa pública que suministra la mayor parte de los servicios sanitarios al Catsalut. El nombramiento recae, por tanto, en un peso pesado del departamento, lo que pone de manifiesto la importancia que ahora se le da al cargo, al tiempo que muestra el estratosférico fallo que ha supuesto tenerlo vacante durante siete semanas, en plena epidemia de la covid.

    Durante meses se ha desarrollado en el mundo un debate, ciertamente estúpido, sobre la conveniencia o no de utilizar mascarilla para prevenir el contagio del coronavirus. Puede darse por finalizado después de que Donald Trump se dejara fotografiar el sábado pasado con un tapabocas azul con el sello dorado de la Presidencia de Estados Unidos. Coincidiendo con ese final de la polémica de la mascarilla ha arreciado en Catalunya otro debate, tan estúpido como el anterior, sobre si hacen falta o no más rastreadores para combatir el virus, en el que el poco lucido papel de negacionista lo representa la consejera de Salud, Alba Vergés. Para el mundo, esta polémica local quizá sea un tema muy poco relevante, pero para los catalanes (y quizá para los españoles en general) es importante.

    La globalización ha llevado la interdependencia de las economías, los países y las culturas a niveles desconocidos en la historia de la humanidad. Desde que el aumento en el intercambio de bienes, servicios y personas cobrara fuerza en la última década del siglo XX, el fenómeno ha tenido ganadores y perdedores. En su cara más amable, ha contribuido al crecimiento económico, al aumento de los niveles de vida y a la reducción de la pobreza en los países en desarrollo, pero al mismo tiempo ha ensanchado las desigualdades de renta y ha hecho resurgir movimientos populistas y ultranacionalistas. También ha destruido tejidos industriales y ha acelerado la reducción de la capa de ozono, causa principal del calentamiento de la Tierra. Otra de sus consecuencias, la caída del coste de los viajes por avión, ha sido un factor determinante en la rápida expansión de la pandemia del coronavirus.

    La tecnología y su gestión así como la ecología y un desarrollo integral de sus lógicas que impregne  nuestros sistemas son dos campos de disputa donde está en juego el futuro de la humanidad. Profundizar en sus propuestas así como en sus confluencias posibles con otras economías transformadoras, como la feminista o la social y solidaria, será el objetivo del Foro Social Mundial de Economías Transformadoras, que se inauguró ayer y tendrá lugar hasta 1 de julio, cuyas propuestas y enfoques persigue divulgar el presente texto.

    Tras la crisis de 2008 y movilizaciones como las del movimiento Occupy Wall Street o los indignados, o las de los estudiantes chilenos, muchas voces en todo el mundo pidieron un replanteamiento de los métodos de enseñanza de la economía en la universidad. Los tradicionales no habían servido para entender la crisis.

    Estos 25 años que cumplimos como red promocionando una economía solidaria nos invitan a mirar a nuestros orígenes y a evaluar el camino recorrido hasta aquí. Este aniversario puede ser un pequeño homenaje a aquellas personas que iniciaron el camino de la Red de la Economía Solidaria (REAS) y fomentaron sus pequeños brotes de organización. El mérito de aquellas personas, de aquella inicial red, fueron principalmente dos: en primer lugar, clamar contra un sistema explotador de recursos, de personas y de pueblos y, a la vez, demostrar de manera práctica la posibilidad y necesidad de desarrollar  otra economía al servicio de las personas y de la sostenibilidad ambiental.

    Todo parece indicar que se avecina un fuerte estallido en el sistema financiero mundial que meterá al mundo en una de las más severas depresiones, incluso superior a la sufrida después de la Primera Guerra Mundial, conocida como la Gran Depresión de 1929.

    No es extraño que una novela se inicie con un primer párrafo cuyo objetivo es ponernos en situación: "Un virus se extendió por todo el planeta, contagió a millones de personas y mató sin remedio a centenares de miles. La economía se paralizó de una forma impensable, pero lo que cambió nuestra manera de vivir fue que la fórmula para combatir la plaga se basó primero en el confinamiento en casa y después en lo que se llamó distanciamiento social. En nombre de la alerta sanitaria se refinaron las formas de seguimiento y control de la población, también en su nombre las libertades individuales se convirtieron en algo que tan pronto estaba como podía no estar". 

    La aplicación del derecho europeo en España nunca ha sido tarea fácil, sobre todo cuando se trata de hacer cumplir las directivas comunitarias a los poderes económicos. A pesar de la lluvia de sentencias europeas contra las malas prácticas, las entidades financieras españolas se resisten a perder su posición de privilegio. La reciente decisión de Bankia de pedir la recusación del magistrado Francisco González de Audicana por falta de imparcialidad es un buen reflejo de las dificultades que deben arrostrar quienes intentan tratar a todos por igual y hacer justicia.

    Hong Kong llevaba 23 días sin detectar ningún positivo en coronavirus entre la población local. Algunos visitantes habían sido pillados en el aeropuerto portando el virus, pero ningún habitante de la excolonia británica. Y de repente, el 12 de mayo, la muestra extraída a una vecina de 66 años que había dado síntomas de estar enferma el día 8 y que no había mantenido contacto con visitante alguno contenía el temido SARS-CoV-2. Como un submarino, el virus habia navegado durante más de tres semanas de humano en humano hasta emerger en el cuerpo de la jubilada. Y en el de uno de sus nietos, que también dio positivo.

    Todas las piezas del puzle están sobre la mesa: el nuevo marco presupuestario 2020-2027 y las estrategias de biodiversidad y ‘De la granja a la mesa’ en el marco del Plan Verde (Green Deal), todo esto envuelto en la gestión de la crisis (y la postcrisis) sanitaria de la covid-19.

  • Número 82

    Julio-Agosto, 2020
    Ya disponible con tu suscripción
  • Entrevista

    Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, diploma de suficiencia investigadora en el programa de Doctorado “Crecimiento y desarrollo sostenible”, es profesor de la UNED y coordinador del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa. Además, es consejero vocal del Consejo Estatal de Responsabilidad Social Empresarial. Y entre otras cosas ha formado parte del equipo de coordinación de Red Puentes Internacional y de la junta directiva de la European Coalition For Corporate Justice.

  • Dossier

    Las propuestas en favor de la banca pública parecían condenadas a moverse solo en los márgenes, pero la dificultad de privatizar Bankia y la pandemia han reabierto el debate.

  • Análisis

    Lacra: La posición desfavorable del país en las listas internacionales persiste sin apenas cambios desde la década de 1970 y puede empeorar por la pandemia.

  • Análisis de coyuntura

    La cesta de la compra subió de precio durante los meses de confinamiento, al tiempo que caían los de la mayoría del resto de productos.

  • Indicadores

    La pandemia acelera la tendencia a la digitalización de la sociedad y de las empresas. Al menos, la idea de que hay que subirse al tren surge en cualquier debate empresarial o sindical. Pero la proporción de la formación programada por empresas relacionada con las nuevas tecnologías es muy baja: capta  al 3% de todos los participantes.

  • Agenda

    La Uni Climática, organizada por la revista La Marea con la colaboración de otros medios como Alternativas Económicas, ofrecerá más de 20 horas de contenidos este verano. Se trata de la primera edición de un encuentro de formación sobre cambio climático que se llevará a cabo a través del aula virtual de La Marea con contenidos grabados y un foro en directo a cargo de grandes especialistas ligados a la comunicación y el estudio de la ciencia del clima.